viernes, 9 de julio de 2010

El Vendedor de Periódicos.

Como siempre, como todos los días, fui a comprar el diario a un puesto de periódicos cerca de mi casa. Aquel día me acompañaba un amigo.
Como siempre, saludé al vendedor con un ¡buenos días! que él, como siempre, no contestó. Pedí el diario y como siempre, con cara de pocos amigos, me lo dio displicentemente. Le dije, ¡gracias! como siempre. Y él, como siempre, ni me miró.
Mi amigo, cuando ya nos íbamos, me dijo: ¡qué señor tan antipático!
Sí, le dije, como siempre. ¿Cómo?, me dijo él. Siempre te trata así y tú todavía vienes aquí y además de las gracias? Sí. Le dije. Yo decido lo que yo hago. No quiero dejar mis decisiones en su antipatía o en lo que él haga o deje de hacer. Además ¿quien sabe por qué tendrá ese carácter?. Bastante desgracia tiene con ser así. Cómo la voy a aumentar no viniendo a comprarle o no saludándolo.
Todo lo que tú quieras, me dijo mi amigo, pero yo me iría a otro lugar a comprarlo. Esa es una actitud muy automática reactiva (por instintos), le dije. Estamos acostumbrados a responder a los estímulos  automática y reactivamente. A un buen estímulo reaccionamos con bondad y amabilidad. Y cuando el estímulo es molesto respondemos como si fuéramos una máquina mecánica. De esa manera no somos nosotros los que gobernamos y decidimos nuestra vida y nuestros actos sino los demás.
Los psicólogos conductistas dicen que la conducta humana es predecible porque se sabe que a tal estímulo seguirá tal respuesta. Y esto es cierto en la mayoría de los hombres que reaccionan mecánica y  automáticamente.
Cuando la persona se da cuenta de quien es y de lo que es, empieza a decidir por sí misma y no por las  circunstancias de cada momento o por los estímulos que tiene ante sí. Renunciar a nuestra capacidad de decisión es bastante grave. Y lo estamos haciendo constantemente. Decía un importante filósofo que el hombre es libre para elegir pero no lo es para no elegir. Alardeamos mucho de libertad. Exigimos mucho y con grandes pancartas la libertad. Pero de las veinticuatro horas del día son pocas las que somos libres. Somos nosotros los que renunciamos a ella con nuestra inconsciencia, no estando presentes en cada instante en aquello que estamos haciendo.


¿Funcionas por los estímulos que recibes? Tu proyección hacia el exterior viene impulsada por ti o por lo que te vas encontrando en el camino. ¿Decides tu como ser en cada momento o es tu comportamiento reflejo del de los otros? Es decir como en la historia, ante un estímulo positivo una respuesta positiva, ante un estímulo molesto una respuesta molesta....

Pastoral Marista