jueves, 15 de julio de 2010

Preparados en el Más Allá en Cova des Pas (Menorca).


Los trabajos arqueológicos de la Cova des Pas aportan nuevos conocimientos sobre el ritual funerario de hace 3.000 años. Los cuerpos inertes eran peinados y amortajados para su inhumanación.
Los cuerpos humanos enterrados hace 3000 años en la Cova des Pas, en Ferreries, fueron cuidadosamente peinados y preparados para su inhumanación, así como envueltos en postura fetal y fuertemente flexionados, con un sudario de piel de bóvido. Este es el ritual de inhumnación que el equipo científico liderado por la Universidad de Barcelona y la Universidad de les Illes Balears han determinado tras el estudio científico de los restos humanos y materiales conservados en este depósito funerario.
Las excavaciones arqueológicas de la Cova des Pas han puesto al descubierto que todas las personas inhumadas en el recinto –sin distinción de sexo o edad-  recibieron el mismo ritual tras el óbito, incluyendo a varios neonatos fallecidos que han sido localizados en la cámara funeraria. Los cuerpos amortajados eran inmediatamente transportados a la cueva –situada en un acantilado a unos 15 metros de altura- aunque todavía no se ha precisado si eran izados con unas cuerdas o se utilizó para ello algún tipo de andamio. Los restos mortales eran colocados en las zonas libres del interior de la cueva que quedaban después de inhumanaciones realizadas con anterioridad. No obstante, el equipo científico ha podido constatar que, al menos dos personas fueron objeto de un tratamiento especial: un niño de corta edad y una persona adulta fueron depositados en sendas parihuelas –que se encuentran en proceso de restauración- construidas con madera, cuyos tramos transversales fueron engarzados mediante una técnica muy parecida a la utilizada para fabricar las barreras tradicionales del campo menorquín.


La localización de este yacimiento funerario intacto desde hace 3000 años, con la aparición de restos momificados  de gran interés, tiene su contrapunto en la ausencia de ajuares cerámicos y metálicos, puesto que no se han localizado ni un solo resto cerámico. Esta necrópolis proporcionará un mayor conocimiento de la época de transición del pretalayótico a la primera fase del talayótico menorquín.
 
Toni Seguí
Diario Menorca