sábado, 16 de julio de 2011

Ciencia y Ética.

Desde siempre se ha considerado que la ciencia es moralmente neutra, es más, se considera que el esfuerzo por conseguir más conocimiento es bueno y positivo, siendo las aplicaciones de esta ciencia, que no dependerían del científico, las que caen de lleno en la dimensión ética, las que suponen un peligro.
Pero, a causa sobretodo de la aceleración de la ciencia y la disminución del tiempo transcurrido entre descubrimiento puro y las aplicaciones prácticas, empieza a tomarse conciencia en el mundo científico de las implicaciones éticas de su trabajo.
En una encuenta entre científicos italianos, en los años 90, se apreció que el origen de las preocupaciones éticas en el mundo científico se centraban en la dignidad e inviolabilidad de la persona humana, siendo causa de preocupación la peligrosidad social de experimentos sobre esos campos.
Los temas asociados que más preocupaban, por orden, a más del 50% de la comunidad científica italiana eran: la prolongación terapéutica de los enfermos en coma reversible, la eutanasia activa por petición del enfermo terminal, el aborto sin motivo patológico y las técnicas de reproducción artificial.
Curiosamente el estudio mostraba una tendencia a rehuir las denominaciones más retóricas como son: verdad, misterio y humanidad. Además si pocos se sentían motivados por la búsqueda de la Verdad, menos eran los que elegina un tema de trabajo centrado en la mejora de las condiciones de vida de la humanidad.
¿Qué pasaría si se hiciera ahora esta encuesta? ¿Y si se hiciera entre los científicos del país?... y ¿se podría extrapolar al conjunto de la comunidad científica?.



Nacho Padró

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