jueves, 8 de diciembre de 2011

La Apocalíptica del Libro de Joel

El Libro de Joel. Orígenes.
La tradición atribuye el libro al profeta hebreo Joel, acerca del cual los especialistas bíblicos no conocen más que el nombre. Sin embargo, a partir de las referencias del texto, la mayoría de los estudiosos han llegado a la conclusión de que el libro data del periodo próximo y posterior al exilio (después del 538 a.C.). Sobre Joel, el hijo de Petuel, nada se sabe en definitiva. Era un hombre común hebreo en la época del Antiguo Testamento. Las numerosas referencias que hace Joel con respecto a Jerusalén (1:14; 2:1, 15, 32; 3:1, 6, 16, 17, 20, 21) parecen indicar que residía en dicha ciudad

La revelación Apocalíptica de Joel
La profecía de Joel tiene como perspectiva esencial el tiempo del fin. Joel parte de una catástrofe muy común en Oriente, una invasión de langostas seguida de una terrible sequía, para describir la época terrible del juicio de la ira de Dios sobre su pueblo y las naciones, el Día de tinieblas y de oscuridad, grande y muy terrible, el día grande y espantoso de Jehová (cfr. Joel 1:15 ; 2:1, 2, 11, 31). El profeta revela este día, que no será un día solar, sino un período de varios años, período que debe  corresponderse con el reinado del Adversario (Anticristo) según Dn 9:24 27 y que Jesús describió en Mt 24:29 30, Pedro en 2 Ped 3:10 13, y Juan en Ap 7: ss. Centrándonos en la forma y método apocalípticos del libro de Joel , podemos ver que su profecía está arreglada en dos divisiones principales. La primera parte consiste en una doble revelación de juicio, estando cada revelación acompañada por palabras de consejo y promesa divinos (cap. 1:1 a 2:27); la segunda parte cubre, nuevamente, una porción del mismo campo pero marca mucho más claramente las bendiciones y triunfos que acompañarán al día de Jehová (cap. 2:28 a 3:21). A estas dos partes puede llamárseles, con toda propiedad: (1) Juicios inminentes de Jehová; (2) Advenimiento, trunfo y gloria de Jehová. Ambas que se pueden incluir dentro del lenguaje apocalíptico pues uno de los medios más frecuentes para comunicar dicha revelación es la visión. La descripción de dichas visiones se halla marcada por un rico simbolismo, cuyo significado no siempre se nos explica, pero que no resulta difícil comprender conociendo un poco la historia de la época y los recursos literarios para describirla. ¿Por qué se puede considerar una obra perteneciente a la literatura apocalíptica? Tras la lectura creo que es debido a que pertenece a la esencia de una visión apocalíptica de la historia con la convicción profunda de que solamente la acción de Dios, una acción directa e inmediata, puede transformar el mundo en un orden nuevo (el Día de Jehová). Pertenece a la esencia de la apocalíptica por la división de la historia en dos tiempos: el presente y el futuro. Estos dos tiempos se hallan separados por una gran catástrofe en la que se manifestará el juicio condenatorio del mundo. Después, el mundo será creado de nuevo y así comenzará el mundo futuro, el eón nuevo, "el mundo que va a venir". En este mundo nuevo Dios mismo tome en sus manos el señorío. El mensaje de este profeta está enteramente enfocado en una misma dirección: «Viene el día de Jehová,... día de tinieblas y de oscuridad,... grande y espantoso» (2.1, 2, 31). Pero sobre el telón de fondo del juicio de Dios, Joel describe lo dramático del momento presente con toda una serie de tremendas desgracias. Pese a la inmediatez de los acontecimientos narrados, el profeta no pierde de vista el objeto último y principal de su anuncio: las presentes penalidades son el preludio del momento en que Dios, Señor y Juez universal, habrá de juzgar a todos los pueblos y naciones de la tierra (1.15; 2.1–2; 3.14). Ese instante último y terrible será el día ante el cual «se pondrán pálidos todos los semblantes» (2.6). Aunque también será un día de gracia y de salvación, porque «todo aquel que invoque el nombre de Jehová será salvo» (2.32). Partes: 
 
1. Lamentación por la Ruina del País (Joel 1:12). A la manera de Moisés en Ex. 10:1‑6, se requiere a Joel para anunciar una cuádruple plaga de langostas. Lo que una plaga  deja tras sí, la que le sigue la devora (v. 4) hasta que toda vegetación se destruye y el país entero está de duelo. Las langostas avanzan por el país sin que nadie les oponga resistencia, lo mismo que el ejército que destruyó Nínive (Nah 2,47; 3,23.1517). De igual modo, el Día de Yahvé llegará como una fuerza irresistible.  Este cuádruple azote, como principio de dolores en el inminente día de Jehová, debe comparársele con los cuatro jinetes en ca­ballos de diversos pelos y los cuatro cuernos de Zac. 1:8, 18, las cuatro carrozas de guerra, Zac. 6:1‑8, las guerras, hambres, pestilencias y terremotos de Mat. 24:7; Luc. 21:10‑11 y los cuatro caballas de Apoc. 6:1‑8. Es, pues, una costumbre de los apocalípticos el representar los juicios primitivos de cuatro en cuatro. Esta unidad concluye (vv. 1011) recurriendo de nuevo al elocuente lenguaje del Sinaí (Ex 19,1819). La alusión a la Voz de Dios constituye el centro de la teofanía. Es la manifestación de Dios que llega a juzgar. Esta voz que guía al ejército revela que la plaga de la langosta es un signo de que se está cumpliendo el juicio de Dios. Constituye el fin de la antigua época de injusticias y el comienzo de un nuevo mundo basado en la misericordia de Dios.
2. Invitación a la Penitencia y a la Oración: Joel 1:13‑20. A la manera de Josafat, cuando las fuerzas combinadas de Moab, Ammon y Seir estaban marchando contra él (2 Crón. 20:1‑13), el profeta llama a los sacerdotes a lamentarse y a proclamar ayuno y a reunir al pueblo en solemne asamblea para que se lamenten por el día terrible que está viniendo de Shaddai, como una destrucción. Bajo esta división se mencionan sutilmente otros aspectos de la calamidad, tales como la aflicción de las bestias, los bueyes y ovejas y las destruc­ciones del fuego.
3. El Díaa de Yahvé (Joel 2:1-11; cfr. Zac 14:2 ; Ap 16:14 ) En esta sección, el profeta proclama el día de Jehová en aspectos aún más terribles. Bajo la mezcla de imágenes de tinieblas, fuego devorador, langostas innumerables, ejércitos que se precipitan (todo lo que está representado por una plaga de langostas), el cielo y la tierra son sacudidos y el sol, la luna y las estrellas retiran su luz. Los elementos de forma de este terrible cuadro apocalíptico merecen especial atención por el detallismo. Símbolos teofánicos: oscuridad, sombras y, en especial, la nube, símbolo de la presencia del Dios que llega como en el Éxodo. Para el profeta, el Día de Yahvé carece de parangón en la historia: es el día en que Dios comunica su presencia (v. 2). Los símbolos tomados de la Guerra Santa serán la trompeta, la alarma o la oscuridad. El final de la era finalmente está llegando. La frase “Tocad trompeta en Sion”, indica que existe un remanente de judíos fieles al Antiguo Pacto en la Tierra Prometida a los que se puede relacionar la trompeta con Jericó. El sonido de la trompeta en Israel puede indicar ya sea grandes noticias o noticias terribles. En este caso, la frase “El día de Jehová está cercano” significa que estas son las peores noticias imaginables. Las referencias adicionales a langostas, en este capítulo, son ahora simbólicas del juicio que viene sobre todo el mundo para probar a todas aquellas personas que moran en la tierra En Ap 8:9 leemos sobre los juicios de las trompetas y encontramos palabras tan similares que estas pudieron haber sido tomadas de Joel 2. Toda la hierba verde es quemada (Ap 8:7). Las langostas tienen la apariencia de caballos (Ap 9:7) y hacen un ruido como muchos carros de caballos (Ap 9:9) cuando corren sobre los montes. Los hombres están angustiados y sus rostros palidecen (Ap 9:6).
4. Arrepentimiento del pueblo escogido (Joel 2:12-17) y Promesas divinas de liberación (Joel 2:18-27). La segunda descripción del día grande y terrible está seguida por otro llamado a penitencia, ayuno y oración, y también por la promesa de liberación y gloriosa recompensa. Así, la doble proclamación de juicio tiene, por cada anuncio, la correspondiente palabra de consuelo y esperanza. La segunda parte de la profecía se distingue por las palabras: "Y será que después de esto", una fórmula que, simplemente, indica un futuro indefinido, parte característica del género apocalíptico, como el objetivo de conseguir la conversión o. Los versículos finales del cap. 2 anuncian el fin de la plaga y la restauración del pueblo de Dios, como un acto salvífico de Yahvé (vv. 1827). Aun durante la ira Dios recuerda Su misericordia (Habacuc 3:2). En medio del juicio, todo lo que tenemos que hacer es admitir nuestros pecados y buscar Su perdón. Alguna variación de la frase “Tardo para la ira y grande en misericordia” aparece ocho veces en el Antiguo Testamento. Ocho es el número del nuevo comienzo, lo que significa que el Señor siempre se encuentra listo para empezar de nuevo con nosotros. Otro recurso propio del lenguaje apocalíptico: el simbolismo numérico.
5. Retorno glorioso de Cristo, proclamación de su salvación y de su reino (Joel 3:1-5; cfr. Hch15:15 17). De acuerdo con la oración de Moisés (Núm 11:29), Jehová promete un gran derramamien­to de Espíritu sobre todo el pueblo de modo que todos se harían profetas. Este signo de gracia va seguido por pro­digios en el cielo y en la tierra (signos prodigiosos, como las plagas de Egipto) en  vs. 30‑32. La descripción de los prodigios cósmicos está volcado en un lenguaje apocalíptico, en el que las convulsiones celestiales forman parte del juicio de Dios. Tema que será usado posteriormente por Pedro que explicó por inspiración que el derramamiento del Espíritu de Dios en los discípulos de Cristo era un cumplimiento de la profecía de Joel, (Hch.2:1-21). Pedro recalcó el significativo profético de las palabras de Joel: "Y todo el que invocare el nombre de Jehová será salvo"(Hch.2:21)
6. Juicio de los pueblos  (Joel 4:1-17).. El gran día de Jehová introducirá un juicio de todas las naciones (Mt. 25:31‑46). Co­mo los ejércitos combinados de Moab, Ammon y Seir, que vinieron contra Judá y Jerusalén en tiempos de Josafat, las naciones hostiles serán conducidas "al valle de Josafat" (vs. 2) y recompensadas allí como ellas recompensaron a Jehová y su pueblo (Mt. 25:41‑46 ¡Multitudes, más multitudes en el valle del juicio! Porque cercano está el día de Jehová. En los vv. 39 se utiliza la imaginería del ejército invasor, que sirve también para expresar el hecho mismo del juicio de Dios. Joel hace uso aquí de la imaginería clásica tomada de Nah 2,11 e Is 13,8.  En el valle del juicio. (v. 14). Jehová, que mora en Sión, hará de ese valle, valle de juicio para sus enemigos, como otro valle de bendiciones para su pueblo (2 Crón. 20:20‑26) .En los vv. 39 se utiliza la imaginería del ejército invasor, que sirve también para expresar el hecho mismo del juicio
7. Descripción del reino mesiánico (Joel 4:18-21; cfr. Zacarias 14:1 21) El juicio de las naciones será seguido por una paz y una gloria perpetuas, como la calma y reposo que Dios clló al reino de Josafat (2 Crón. 20: 30). Las figuras de grande abundancia, las corrientes de aguas procedentes de la casa de Jehová, Judá y Jerusalén permaneciendo para siempre y "Jehová morando en Sión", son, en sustancia, equivalentes a los capítulos finales de Ezequiel y de Juan. Donde se da otra característica del género apocalíptico: la esperanza mesiánica.

Nacho Padró

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