lunes, 27 de febrero de 2012

El David del Libro de Samuel

En hebreo David significa "amado". Las principales fuentes de datos biográficos sobre David son los libros de Samuel y Reyes. David, hijo de Isaí, nació en Belén. Fue el menor de ocho hermanos y pasó la juventud como pastor. Dios envió a Samuel a ungir a uno de los hijos de Isaí como sucesor de Saúl. Desentendiéndose de los hijos mayores, ungió a David. Luego éste volvió a sus tareas pastoriles hasta que su talento musical y poético llegó a oídos del rey Saúl. Éste lo llevó a la corte, en donde, David trabó amistad con Jonatán, hijo de Saúl; David se casó con Mical, hija del mismo rey. Estas nuevas relaciones tuvieron suma importancia en la futura seguridad de David. En el palacio de Saúl aprendió mucho respecto a la vida corte sana y militar, todo lo cual contribuyó a prepararlo para ejercer el reinado. Cuando en su juventud mató a Goliat, conquistó gran popularidad, pero también se atrajo la ira de Saúl, del cual tuvo que huir durante muchos años. David gobernó a Judá en Hebrón siete años y medio antes de llegar finalmente al trono de todo Israel. Reinó aproximadamente de 1000 a 961
Tras leer los dos libros de Samuel, vemos que sus éxitos fueron numerosos y variados; fue hombre de acción, poeta, amante tierno, enemigo generoso, firme dispensador de justicia, amigo leal; era todo lo que los hombres encuentran edificante y admirable en un hombre, y esto por la voluntad de Dios, que lo creó y lo moldeó para cumplir su destino. Es a David, y no a Saúl, a quien los judíos miran retrospectivamente con orgullo y afecto como a aquel que estableció su reino, y es en David que los judíos más perspicaces vieron el ideal de realeza más allá del cual sus mentes no podían proyectarse, y en dicho ideal buscaban al Mesías que había de venir, el que liberaría a su pueblo y se sentaría sobre el trono de David para siempre. El que todo esto no constituía un disparate de tipo idealista y mucho menos idolatría, lo demuestra la forma en que el Nuevo Testamento certifica las excelencias de David..
De todo esto se pueden sacar 3 características del David que destacan sobre las otras a vista de Samuel:
  1. David Elegido y Ungido por Dios: En la primera parte del libro de Samuel, dentro de los relatos de elección de nuevo rey tras la pérdida de importancia de Saúl, aparece David como prototipo del amado por Dios... que posteriormente se enraizará con el tema mesiánico Podemos rastrearlo en los capítulos de:1 Samuel 16: 1 - 13 Dios llama a David para ser rey, y Samuel lo unge con aceite ; 1 Samuel 16: 14 - 23 David canta y toca el arpa para Saúl ; 1Samuel 17: 12 a 54 David mata a un gigante filisteo, Goliat
  2. David Rey de Israel : La parte principal del desarrollo de los libros de Samuel nos muestra a David como Rey de Israel, con todas sus acciones principales y que ayuda a la compresión de las tramas políticas que habian y además en el enrizamiento de una saga real como se le promete a David en 2 Samuel 7: 11 - 16, Dios promete el reino a David
  3. David Humano y Pecador: El asunto que tiene con Betsabé marcará y mucho el carácter y ser de David, que marcará muchas de sus decisiones y acciones posteriores, como vemos en 2 Samuel 11 David codicia Betsabé, la esposa de Urías y 2 Samuel 12: 1 - 15 Nathan Muestra David, el pecado en su corazón
Desde el punto de vista teológico, David es la figura central de los libros de Samuel, pues es considerado el prototipo de gobernante fiel a la voluntad de Dios. Dios lo acompaña en todas las empresas, lo hace reinar en Jerusalen (ciudad de David y Yahvé y además santa porque allí se trasladó el Arca de la Alianza, símbolo de la presencia de Dios en medio de su pueblo) y además le promete una dinastía larga y estable por boca de Natan.

Nacho Padró

Un apoyo a la Teoria del Origen Autóctono del Indo.

Una de las ramas científicas en los que se apoya la arqueología es la Genética de Poblaciones, la cual por medio de marcadores genéticos puede buscar relaciones entre los grupos que hay y retroceder en el tiempo para investigar sus orígenes. Casualmente he encontrado un artículo algo moderno sobre un estudio genético que busca dar validez o no a las teorías del origen de la cultura del Indo- El estudio fue publicado en el American Journal of Human Genetics. Según un nuevo estudio de genetistas de la India.gún el artículo la teoría ampliamente conocida sobre la invasión Indo-Aria, utilizada para explicar los primeros asentamientos en el subcontinente indio, sería un mito; Según estudios del Centro de Biología Celular y Molecular (CCMB), de Hyderabad, el origen de la diversidad genética que se encuentra al sur de Asia es mucho más antiguo de 3.500 años, cuando se supone que los Indo-Arios emigraron hacia India. La teoría de la migración Aria a India fue propuesta a mediados de siglo XIX por el lingüista alemán y erudito en sánscrito Max Muller. Sugirió que hace 3.500 años, una enorme migración de personas de habla Indo-Europea se produjo en Asia Central y fue determinante en la configuración de poblaciones actuales del sur de Asia y responsable de que aparezcan la familia de lenguas Indoeuropeas y el sistema de castas en la India. “Nuestro estudio demuestra claramente que no hubo flujo genético hace 3.500 años”, dijo el Dr. Kumarasamy Thangaraj de CCMB, quien dirigió el equipo de investigación, con científicos de la Universidad de Tartu, Estonia, Academia Chettinad de Investigación, y la Universidad Hindú de Chennai y Benarés. “No hay evidencia genética de que Indo-arios invadieron o emigraron a la India ni siquiera de que ellos existieron”. “El componente genético que se extendió más allá de India es significativamente mayor en India que en cualquier otra parte del mundo. Esto significa que tal componente se originó en India y luego se extendió a Asia occidental y al Cáucaso”, dijo Gyaneshwar Chaube de la Universidad de Tartu, Estonia. La cual cosa daria fuerza a la teoría de una cultura originaria en el mismo Indo, la llamada Cultura Autóctona.

Nacho Padró

sábado, 25 de febrero de 2012

Dame Fuerzas.....

Ésta es la oración que te dirijo, mi Señor:
Golpea,  golpea la raíz de la penuria en mi corazón.
Dame fuerzas para llevar con ligereza alegrías y penas.
Dame fuerzas para hacer que mi amor fructifique en servicio.
Dame fuerzas para que nunca reniegue del pobre ni doble mi rodilla ante el poder insolente.
Dame furzas para elevar mi mente por envima de las banalidades cotidianas.
Y dame fuerzas para rendir mi fuerza a tu voluntad con amor.

Rabindranath Tagore

domingo, 19 de febrero de 2012

El Voto del Bodhisattva

Innumerables són los seres vivos: Hago voto de llevarlos a la otra orilla.
Innumerables són las profanaciones: Hago voto de eliminarlas de mí.
Inconmensurables són las enseñanzas: Hago voto de estudiarlas y practicarlas.
Muy largo es el camino: Hago voto de llegar hasta el final.


Budismo Mahayana.

viernes, 17 de febrero de 2012

Tradición Indígena Norteamericana.

Que todo lo que digo y lo que pienso esté en armonía contigo.
Dios dentro de mí,
Dios más allá de mí,
hacedor de los árboles.

                       Pueblo Chinook

domingo, 5 de febrero de 2012

Me apasiono por tu belleza

¡Oh, permíteme que te vea en todo lugar!
Cuando me siento inflamado por la belleza mortal,
mi ardor por tu belleza se extingue
y me apasiono por ella
como antes lo estuve por la tuya.
Oh mi verdadero Señor,
a Ti sólo pido ayuda en mi ceguera,
tormento inútil, pues sólo Tú puedes renovar
interior y exteriormente mis sentidos,
voluntad y poder, que son impotentes y débiles.

Miguel Angel

Dia de la Pau.

jueves, 2 de febrero de 2012

El Discurso escatológico de Mc 13,1-37

El pasaje recoge primeramente la admiración de los discípulos por los edificios del templo y la primera afirmación de Jesús sobre la destrucción del lugar (vv. 1-2). Sigue luego la pregunta que le formularon en relación con los acontecimientos futuros (vv. 3-4). El Señor responde a la pregunta refiriéndose a las primeras señales (vv. 5-8), las persecuciones que se producirán contra los creyentes (vv. 9-13), y el período más intenso de la tribulación (vv. 14-20). El Señor formuló advertencias sobre la manifestación del engaño de aquellos tiempos, anunciando falsos Cristos (vv. 21-23). En la enseñanza Jesús enseñó sobre su segunda venida (vv. 24-27). La enseñanza profética concluye con unas advertencias sobre el tiempo que precederá a la segunda venida (vv. 28-31), y el secreto de cuando se producirá, que está reservado al conocimiento de Dios (vv. 22-27).
A diferencia del discurso de Mt que, a a la perspectiva de la ruina de Jerusalen y del Templo, añade la del fin del mundo (Mt 24 y ss), el discurso de Mc más bien ha conservado la orientación primitiva que solamente se refiere a la ruina de Jerusalen. Muchos críticos ven en ello un pequeño Apocalipsis judío inspirado en Daniel vv 7-8, 14-20 y 24-27, completado con palabras de Jesús, vv. 5-6, 9-13, 21-23, 28-27.ç
Nada hay en estas palabras, ni en el pequeño Apocalipsis judío en que se basan, que anuncie otra cosa que la crisis mesiánica inminente y la liberación esperada del pueblo elegido, temas propios de la temática apocalíptica  que de hecho se ha producido con la ruina de Jerusalen, la resurrección de Cristo y su venida en la Iglesia.  La estructura del discurso podría ser la siguiente:
13,1‐4: Escena de apertura
A – Exhortación al discernimiento (vv. 5‐23)
a 5‐8: advertencia contra los seductores y comienzo de los dolores.
b 9‐13: perseverancia hasta el final.
a’ 14‐23: la última y mayor tribulación
B – Llegada del Hijo del hombre y reunión de los elegidos (vv. 24‐27)
A’ – Exhortación a la vigilancia (vv. 28‐37)
c 28‐32: ¿Cuándo llega el final?
d 33‐37: Llamamiento a la vigilancia.
En la escena de Mc 13, 1-8, observamos que mientras las guerras, los terremotos y las hambrunas señalarán el comienzo de “los finales” – la destrucción del Templo, de Jerusalén y del mundo – Todavía no es el
fin. Más importante que la fecha y la hora es la tentación que enfrentarán los
discípulos, es decir, los Cristos falsos, que proclamarán “Aquí estoy”. Los discípulos no deben creer en nadie que proclamen que se está iniciando el fin del mundo. Mientras no sabemos ni la fecha ni la hora del final, lo que sabemos a ciencia cierta es que los discípulos serán sujetos de persecución severa antes que ocurran los “finales”. La presencia de estos falsos Cristos ya es una referencia a la literatura apocalíptica donde aparecen falsos profetas.
Posteriormente, en Mc 13, 9-13 vemos que los discípulos deben preocuparse de sí mismo, estar alertas. La persecución es cierta, pero no servirá como barrera en la proclamación del Evangelio a todas las naciones. Esta proclamación tiene que ocurrir antes del final. Dos actitudes más deben marcar a los discípulos, especialmente durante los tiempos caracterizados por la persecución. Una actitud es tener confianza en el Espíritu Santo. La otra es la perseverancia (Mc 13, 12s).
En la próxima sección Marcos escribe “él que lea, que entienda bien” (Mc 13, 14) para advertir a sus lectores que no deben ser engañados por lo que escribe. En efecto, nos advierte que está empleando un estilo de escritura apocalíptica que  utiliza imagines y símbolos para expresarse a sí mismo. Cuando habla del “lugar donde no deben estar” (Mc 13, 19) parece que se refiere a la persecución de Antíoco Epifanes, rey de Siria, quien hizo cesar el culto del Templo de Jerusalén e incluso edificó sobre el altar de los holocaustos otro altar consagrado a Baal Samen - es la abominación o ídolo del devastador – alrededor del año 167 a.C. A la vez, se refiere a la destrucción futura del Templo y de la ciudad de Jerusalén que efectivamente ocurrió en el año 70 d.C. bajo las manos de los romanos. El ataque contra Jerusalén y Judea está previsto como un tiempo particularmente horrible para todo el mundo, pero sobre todo para los discípulos. Están animados a huir de la ciudad al encontrar las primeras señales de que una guerra está por comenzar.
Una vez más, en Mc 14-24, Jesús advierte de la posibilidad de una decepción creada por parte de los grandes taumaturgos quienes tratarán engañar a la gente diciéndoles que ellos mismos son el Mesías verdadero. Jesús recomienda un escepticismo extremo: “Ustedes, pues, estén preparados; de antemano se los he advertido todo” (Mc 13, 23). Empleando imágenes muy populares en la literatura apocalíptica, se describe el fin del mundo y la venida del Hijo del Hombre que marcará el fin de la historia. (Dn 7, 13ss en donde la soberanía, la gloria y el título de rey están conferidos sobre el Hijo del Hombre).
En  Mc 13, 24-32 encontramos a los prodigios cósmicos que sirven en el lenguaje tradicional de las profecías y como simbolismo propio de la literatura apocalíptica, para describir las intervenciones poderosas de Dios en la Historia, aquí representada por la crisis mesiánica seguida del final triunfante del pueblo de los santos y de su jefe, el Hijo del Hombre (otra carácterística propia del lenguaje apocalíptico). Por ello nada hay que obligue a aplicarlos al fin del mundo como a menudo se hace a causa del contexto que les ha dado Mt (Mt 24 y ss).  El relato de San Marco, nos hace ahora la descripción de esta “venida” del Hijo del hombre. Esta narración la describen los tres sinópticos. Esta venida será “enseguida, después de la tribulación de “aquellos días”. En efecto, una vez que se ejerce el gran castigo, la “gran tribulación,” es cuando se va a realizar esta venida o parusía del Hijo del hombre. ¿Cómo? veámoslo:
La descripción de esta venida triunfal de Cristo, la describe en este relato con los elementos siguientes: “El sol se oscurecerá.”“La luna dejará de brillar”“Las estrellas caerán del cielo.”  “Los astros se conmoverán”…. En el relato de Lucas se explica además, que sobre la tierra habrá ansiedad entre las naciones, inquietas por el estrépito del mar y de las olas” y “Los hombres enloquecerán de miedo e inquietud por lo que viene sobre la tierra”. Es Mateo se expone: “Se levantarán todas las tribus de la tierra y verán al Hijo del hombre”. Toda esta descripción cósmica con la que se describe la “venida” del Hijo del hombre, no es más que el conocido género apocalíptico. Son imágenes calcadas en los elementos proféticos, con las que se acompañan las grandes intervenciones de la justicia divina de Isaías, Jeremías, Ezequiel, etc. (Is 13:9-10; 34:4; Jer 4:23; Ez 32:7 ).  A título de modelo se transcribe el oráculo de Isaías sobre Babilonia: “Lamentaos, porque se acerca el día de Yahvé, cruel, con cólera y furor ardiente, para hacer de la tierra un desierto y exterminar a los pecadores. Las estrellas del cielo y sus luceros no darán su luz, y el sol se oscurecerá naciendo, y la luna no hará brillar su luz” (Is 13:9.10).
Como se ve, se trata sólo de metáforas, con las que se pretende describir la grandeza y transcendencia de las intervenciones divinas. No se trata, pues, de presagios señalados por la transformación de los astros, sino de fuertes imágenes para indicar que Dios entra en escena. En esa hora y con gran majestad será la “venida del Hijo del hombre.” Se describe esta venida, es decir la ”parusía”, de la siguiente manera: Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes lleno de poder y de gloria. Y Él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte. Otra vez se está en una descripción hecha a base de elementos apocalípticos. Y, por tanto, hay que interpretar el contenido y enseñanza de este pasaje en función de este género literario.
Otra de las metáforas que encontramos en Mc 13, 24-32 hace referencia a las Nubes y los Ángeles, otra simbología propia de la apocalíptica. “Las nubes” son otro de los elementos decorativos de las teofanías, y más aún en las teofanías apocalípticas, con el que se indica, generalmente, el poder extracósmico de aquel a quien acompañan. Los “ángeles” son otro de los integrantes apocalípticos. Aquí aparecen a las órdenes del Hijo del hombre; sin duda se vincula a ellos el sonido de “la gran trompeta” (Mt), que tiene por misión el congregar y convocar. Está tomado del uso judío de convocarse las asambleas o reuniones judías al sonido de la trompeta, lo mismo que para la guerra o para hacer algún anuncio (Ex 19:16; Ez 33:6ss; 1 Tes 4:16; 1 Cor 15:52). Es la orden que se da para que se congreguen todos los “elegidos.” La universalidad se acusó por congregarlos desde “los cuatro vientos” (Zac 2:10) y de “un extremo al otro del cielo”. Son imágenes tomadas del Antiguo Testamento. Esta cita pertenece a Zacarías (2:6), pero tomada posteriormente, ya que el texto original dice lo contrario: “Os dispersé por los cuatro vientos.” Debe de ser un complemento de los evangelistas o de las catequesis. Estos ángeles obedientes a las órdenes de Cristo acusan su trascendencia, ya que en el Antiguo Testamento están a las órdenes de Dios. Y Él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte. Estos “elegidos” están, judíos y gentiles, esparcidos por todo el mundo y han de ingresar en el Reino. Y acaso se refiere preferentemente a los judíos de la “diáspora” que estuviesen entonces en la ciudad, ya que, como en Pentecostés, “residían en Jerusalén judíos, varones piadosos, de cuantas naciones hay bajo el cielo” (Hech 2:5). Sobre ellos, los ángeles del Hijo del hombre ejercerán una protección especial sobre estos “elegidos” (Sal 91:9-16). Esta sección, que es una de las que hacen más fuerza en los autores para sostener que en ella se habla de la parusía final, admite perfectamente, y dentro de una línea homogénea, una interpretación literal de la “venida” de Cristo como triunfador, y que se le “ve” en el juicio predicho por él y ejercido sobre Jerusalén, y cuya “generación,” que lo condenó, había de presenciarlo, pues no pasaría dicha generación “sin que todas estas cosas sucedan” (Mt 24:34).
Como hemos comprobado lo central, lo nuclear es el triunfo del Hijo del hombre (13,24-27). El triunfo del Hijo del hombre, identificado con Jesucristo, sobre el mal y la reunión de los elegidos marca la salvación escatológica en clave cristiana. El lenguaje de cataclismo cósmico pertenece sin lugar a dudas al repertorio apocalíptico. «El lenguaje veterotestamentario de los signos cósmicos y las referencias al Hijo del hombre y la reunificación se han mezclado conjuntamente en un nuevo contexto en el que la venida escatológica de Jesús como Hijo del hombre constituye el acontecimiento clave. Su gloriosa llegada en el eschaton será la prueba final de la victoria de Dios; su expectación sirve como fundamento para la resistencia paciente recomendada en el discurso». Es un texto que exhorta a la comunidad cristiana a la resistencia, a no desfallecer: el mal no tiene la última palabra. Tampoco han de esperar a la otra vida, el final de los sufrimientos está próximo (vv. 29‐30); aunque de «aquel día y de aquella hora nadie sabe…, sólo el Padre» (v. 32).


Nacho Padró