jueves, 17 de enero de 2013

El Problema del Filioque



Constituye una de las razones que, al decir de los ortodoxos, influyeron más en el hecho de la separación. Así lo han presentado generalmente los historiadores, los teólogos, y los juristas. Hay dos cuestiones distintas dentro del mismo problema, primero la doctrina misma trinitaria de la procesión del Espíritu Santo; y luego la anexión de la palabra Filioque al Símbolo Niceno-Constantinopolitano, que en su redacción original no lo tenía. La mayoría de los ortodoxos, siguiendo en esto la doctrina de Focio, que la expuso con toda amplitud, atacan la misma doctrina católica de la procesión del Espíritu Santo, del Padre y del Hijo conjuntamente, como de un solo principio. La Teología ortodoxa (v. II, A) quiere sostener, desde Focio en adelante, que la tercera Persona de la Santísima Trinidad sólo procede del Padre. De ello se trató ampliamente en las diversas sesiones del Conc. de Florencia, en el que no sólo la doctrina sino también lo referente a la anexión quedó definitivamente sancionado por la correspondiente definición conciliar (cfr. Denz.Sch. 1300-1302).
Las discusiones históricas han mostrado la dificultad de entendimiento entre ambas posiciones. En los diálogos ecuménicos viene planteado siempre por parte ortodoxa el problema del Filioque. Por eso me parece oportuno el indicar qué caminos son subrayados hoy para superar el impasse en que se encuentra la cuestión. Hay que distinguir diversos aspectos.
1. El Problema Canónico:. Los ortodoxos han argumentado que la añadidura contradice a la decisión del concilio de Efeso, que prohibía introducir otra fe (hetéra pístis). Los apologistas latinos argüían que lo que se prohíbe es introducir otra fe distinta y contraria, no el perfeccionar una fórmula. Los griegos responden que una precisión de la doctrina por un concilio posterior como la afirmación de que María es theotokos no fue introducida en el símbolo. Se observan aquí dos posturas diferentes. Oriente da más importancia a la identidad material.
Los ortodoxos urgen siempre que el Filioque debe ser suprimido del símbolo. Los veterocatólicos lo han decidido y hecho ya. Los anglicanos lo han prometido, aunque la cosa no es todavía practicada de forma universal entre ellos. En la consulta de Fe y Constitución se indica que "la fórmula original del credo, sin el Filioque debería ser reconocida en todas partes como la normativa y restaurada en la liturgia".
La fórmula no es obligatoria para las iglesias católicas de rito oriental desde Benedicto XIV (1742). La jerarquía católica en Grecia lo ha suprimido en el texto del símbolo recitado en griego Congar es favorable a la supresión como gesto de humildad y de fraternidad" a condición de que por parte ortodoxa se reconozca de forma oficial "el carácter no herético del Filioque bien comprendido" así como "la equivalencia y complementariedad de las dos expresiones dogmaticas".
2.El Problema Teológico: ¿A qué nivel hay que situar la diferencia entre ambas tradiciones? Esta es la pregunta central. Por parte católica se ha de decir, que el Filioque. es patrimonio de la concepción dogmática de la Iglesia occidental. Por parte ortodoxa hay que distinguir corrientes teológicas dentro de las Iglesias. A decir de S. Agouridis —el artículo es de 1969— consideraba la corriente mayoritaria griega al Filioque como herejía. Según la conferencia interortodoxa de Moscú de 1950 es el Filioque la clave de todos los problemas teológicos. Sin embargo Bolotov consideraba al F. como un theologoumenon occidental. Ortodoxos rusos en el exilio como S. Boulgakov o P. Evdokimov han aceptado la tesis, mientras que Vl. Lossky la rechazaba de plano. Recientemente ha afirmado lo mismo que Bolotov el teólogo ruso L. Voronov. Por su parte B. Bobrinskoy llega a reconocer elementos positivos en el Filioquismo, pero esos elementos deben ser resituados en contexto ortodox.
Estando así las cosas es necesario hallar un principio metodológico para salir del impasse. A mi entender no cabe otro que el formulado en Florencia: Los Padres de la Iglesia eran conducidos por el Espíritu. Sus afirmaciones no pueden contradecirse. Ambas tradiciones, la griega y la latina, deben ser consideradas como complementarias. Por lo menos hay que partir de aquí

 Nacho Padró

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