lunes, 24 de junio de 2013

Los Inicios de la Revelación en el Islam

Creo que si hay una palabra que comprende todo el concepto de la revelación de Alah a Muhammad, sería posiblemente la orden que le da el ángel Yibril de ¡Recita!.
El Profeta Muhammad, en aquel tiempo tenia cuarenta años de edad y solía quedarse a solas en la cueva de Hira’ reflexionando. Se quedaba muchas noches en reflexión o adoración (tahannuth) , de modo que cuando su comida y bebida se terminaban, volvía a su casa, y tomaba más para las noches siguientes. En esos aislamientos presentaba sueños por lo que los especialistas no se ponen de acuerdo si la revelación fue algo gradual, una larga evolución psicorreligiosa (Caetani) o bien si fue de forma repentina e inesperada (Buhl).
Parece ser que un lunes del mes de Ramadán, Yibril, (Gabriel), se le apareció de repente cuando estaba dentro de la cueva de Hira’. El Ángel llegó a él y le dijo: ‘¡Recita!’ y él respondió: “No sé leer”” [Al Bujari]. El Profeta relató : “Luego me sujetó con fuerza y me apretó tan fuerte que pensé no poder resistir más. Luego me soltó y me dijo que lea. Yo repliqué: “No sé leer”. Entonces me sujetó nuevamente y me apretó tan fuerte que pensé no poder resistirlo más. Luego me soltó y me pidió nuevamente que lea. Respondí: “No sé leer”. Entonces, me sujetó por tercera vez y al soltarme me dijo: {¡Recita!  En el nombre de tu Señor que todo lo Creó. Creó al hombre de algo que pende. ¡Recita! Tu Señor es el más generoso} [Corán 96:1-3]” El mensajero de Al-lah, retornó con su corazón latiendo aceleradamente. Al llegar y ver a su esposa Jadiyah  le dijo: “¡Temo que me suceda algo!” Jadiyah le respondió. ‘¡Claro que no! ¡Por Al-lah! Tu mantienes buenas relaciones con tus parientes, ayudas a los pobres y miserables, atiendes generosamente a tus invitados y asistes a quien se lo merece de entre los azotados por la desgracia’. Jadiyah salió con Muhammad,se dirigieron a ver a Waraqah bin Nawfal bin Asad bin ‘Abd el ‘Uzza, quien durante la Yahiliah se hizo cristiano y solía escribir en hebreo. Escribió el Evangelio en hebreo tanto como Al-lah se lo permitió. Era ya un anciano y había perdido la vista. Jadiyah le dijo: ‘¡Primo! Escucha lo que te relatará tu sobrino’. Waraqa preguntó: ‘¿Qué has visto sobrino?’ y el Mensajero de Al-lah, le describió todo lo que había visto. Waraqah dijo. ‘Este es el mismo Espíritu  que Al-lah Reveló a Musa  ¡Cómo quisiera ser joven aún y estar vivo cuando tu pueblo te expulse!’ El Profeta, le dijo: “¿Me expulsarán acaso?” El asintió con la cabeza y dijo: ‘Todos los que se presentaron con lo mismo que tú traes fueron tratados con hostilidad. Si estoy vivo hasta ese día, te apoyaré con todas mis fuerzas’. Waraqa murió unos días después y la revelación también se detuvo por un tiempo.

Las noticias tranquilizadoras de Jadiyah y Waraqah fueron seguidas por una reafirmación procedente del Cielo en la forma de una segunda Revelación. Pero a diferencia de la primera, esta vez, comenzó con una sola letra, el primer ejemplo de las letras crípticas con las que comienzan varios mensajes coránicos. La letra fue seguida de un juramento divino, prestado por el cálamo, que ya había sido mencionado en la primera Revelación como el principal medio de Dios para enseñar a los hombres Su sabiduría. El juramento por el cálamo es seguido de un segundo juramento por lo que escriben, y entre lo que ellos, esto es, los Ángeles, escriben en el Cielo con cálamos menores sobre tablas menores está el arquetipo celestial del Corán, al cual Revelaciones posteriores se refieren como a una recitación (Qur'an) gloriosa en una tabla inviolable (Corán, 84, 21-2.) y como a la madre del libro. (Corán 13, 39.). 
Vemos que al apoderarse del Profeta la revelación, se encuentra encapotado (Corán 74), envuelto en su manto (Corán 73) y se creía un poseso (machnún), un vaticinador (kahin) o un brujo (sabir), hasta el punto de no querer seguir viviendo y eso le hace huir de la cueva, según el historiador Tabari. Ese terror que padece Muhammad tiene un paralelismo con el kaddosh judío o el mysterium terrible et fascinans del cristianismo: la terrible experiencia del encuentro con Dios. Es normal que tenga la reacción de taparse con la manta al llegar al casa y refugiarse en el regazo de su mujer Jadiyah, que le dará consuelo y un apoyo tan necesario. Esta revelación parece que entra en la mente de Muhammad de forma inconsciente, reviviéndose de nuevo de forma fragmentada y deshilvanadas, dando forma a una nueva vivencia que altera y marca su alma, incluso tras el arrobamiento que él siente de forma indiscutible (Corán 10 16; 20 113; 28 85ss; 69 44 o 16 100) y se convierte en un imperativo categórico ineludible (Corán 74 2; 96 1) conformando el período Mequí (Corán 80 1ss). Es el comienzo de la revelación del Islam.

Ignacio Padró

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