lunes, 27 de enero de 2014

¿QÚE ES LA ÉTICA CIVIL?


¿Hay una ética civil compartida por creyentes de distintas confesiones religiosas y por no creyentes? Sería una ética desde la cual los que nos sabemos ciudadanos del mundo podemos aunar nuestros es- fuerzos en esa tarea de construir un mundo más humano. La ética que mi fe implica ¿puede articularse con éticas no cristianas y trabajar con ellas en este proyecto humanizador sin perder su especifici- dad?. Estas son algunas de las preguntas que la profesora de Ética de la Universidad de Valencia Adela Cortina ya en 1994 lanzaba en el XIII Congreso de Teología del Centro Evangelio y Liberación de Madrid. Nuestra revista concluía así el resumen de su contribución: «Así como la universalidad de los mínimos es exigible, la de los máxi- mos de felicidad es ofertable» (ST no 134,1995, 139-142; de la misma autora: Ética empresarial y opinión pública ST no 147, 1998, 219-228).  

El ser humano tiene un valor en sí. Más aún: es la fuente de todo valor. El valor genuinamente humano reside en el hecho, sin paralelo en ningún otro hecho del mundo, de que por él y sólo por él surge la pregunta sobre el bien y el mal. Así, el ser humano debería ser protegido porque es fuente de todo valor, dispone de capacidad ética.
H. Jonas propone como ley fundamental que la existencia o la esencia de los humanos jamás puede ser manipulada. Así, formula un nue- vo imperativo categórico de la doctrina humana:“Obra de tal manera que los efectos de tu acción sean compatibles con la existencia de una vida humana auténtica en la tierra o, expresado negativamente: obra de tal modo que los efectos de tu acción no sean destructivos para la futura posibilidad de esa vida o simplemente, no pongas en peligro las condiciones de la continuidad indefinida de la humanidad en la tierra”.
Para preservar la capacidad ética humana, es también indispensable preservar el complejo hombre-naturaleza-cultura. La sensibilidad ética no existe sino en el ser humano tal como está constituido natu- ral y culturalmente. Como la capacidad lingüística, también la capacidad ética está inscrita en el genoma humano, aunque no sea más que como posibilidad. Estos podrían ser los ámbitos de una ética civil.


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