miércoles, 31 de diciembre de 2014

Mitos y verdades de la sábana santa

La sábana santa ha sido objeto de polémica por siglos. Un documento papal certifica que la primera aparición de la Síndone de Turín fue en 1357. En 1389, cuando se la exhibió por primera, vez se alertaba que no era un verdadero sudario, sino una reproducción de cómo sería la supuesta sábana original.
Pero en 1670 el Papa Clemente X decide dar indulgencias a quienes se desplacen a Turin para visitar la síndone, que parecía más real y diferente a la sábana de Lirey. De ahí en adelante, desde la Iglesia Católica, se la ha tomado como una pieza histórica real, ratificada en 1958 por el papa Pio XII de alto valor en relación a la devoción católica, haciendo que el mito crezca cada vez más entre creyentes.
Los resultados de la prueba de carbono 14 tienen 95% de fiabilidad
La realidad es otra. En 1988 se hizo pruebas de carbono 14 por tres laboratorios de tres instituciones académicas: Universidad de Arizona en Estados Unidos, Universidad de Oxford en Reino Unido y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich en Suiza. Los tres coincidieron que la fecha de origen del lino es entre 1260 y 1390 con un grado de error de ±10 años y una fiabilidad del 95%, descartando por completo la creencia falsa que es la sábana que envolvió a Jesus después de morir hace dos mi años. Los resultados del análisis se publicaron en la revista Nature.
No era la primera prueba realizada a la «sábana santa». En 1978 grupo de científicos, algunos vinculados con la NASA, llamado Shroud of Turin Research Project (mejor conocido como STURP) aseguraron no encontrar pruebas concluyentes para afirmar que es una falsificación. El grupo era convenientemente financiado por una organización religiosa dedicada a la promoción de la síndone.
Aunque, según explica Luis Alfonso Gámez, un año más tarde, Walter McCrone, integrante de STURP, determinó que no había detectado ni una gota de sangre y sí muestras de bermellón y rojo de rubia, pinturas utilizadas en la edad media. Declaraciones que le costaron la expulsión de STURP. De hecho en 1980, McCrone ya decía que el manto dataría de 1356 y que una prueba de carbono 14 lo confirmaría. Ocho años más tarde lo confirmarían las pruebas de carbono 14.
A la izquierda la sábana santa original, a la derecha reproducción hecha por Garlaschelli
A la izquierda la sábana santa original, a la derecha reproducción hecha por Garlaschelli
Ya en 2009 Luigi Garlaschelli(profesor de química en la Universidad de Pavia) demostró la posibilidad de reproducir la sábana santa por medio de técnicas disponibles alrededor de 1300 cuando se realizó la sábana de acuerdo a las pruebas de carbono 14. Garlaschelli de esa forma tumbó el mito que nadie ha podido replicarla al 100%.
¿Entonces, si hay tantos estudios y conclusiones científicas sobre el origen real de la sábana santa, por qué se han cuestionado sus resultados? Esto, en parte, proviene de uno de los argumentos más populares para cuestionar los resultados de las pruebas hechas en 1988 por las tres universidades. Harry Gove, inventor del Acelerador de Espectrometría de Masa en Datación por Radiocarbono, técnica usada en 1988 para analizar la muestra de lino que fue proveído por la Iglesia Católica, admitió la posibilidad que una capa bioplástica podría haber falseado resultados de la prueba.
Pero Rodger Sparks, experto en radiocarbono junto a otros científicos han explicado que para que se de un error de 1300 años haría falta que la capa bioplástica sea del doble de peso de la muestra original. De hecho se hicieron pruebas posteriores a varia fibras en el Centro Nacional de Excelencia de la Fundación de Ciencias de Espectrometría de Masas en la Universidad de Nebraska en Estados Unidos y no se detectó ningún polímero bioplástico que contaminen los resultados.
La triste realidad es que el sudario de Turín es una forma muy efectiva de hacer dinero


La verdad contundente es que en 1988, después de hacerse las pruebas de carbono 14, la misma iglesia católica aceptó los resultados pero aún así mantienen al exhibición temporal del manto por su «valor religioso para los creyentes», curioso considerando que a lo largo de los años han condenado la adoración de falsos símbolos religiosos. Pero considerando la inmensa cantidad de personas que visitan el objeto cuando se exhibe, no cabe duda que se trata de una forma bastante efectiva de obtener ingresos económicos además de mantener vivos los misterios para alimentar la fe y las creencias religiosas, lamentablemente, en base a una mentira.
Eduardo Arcos

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