domingo, 22 de febrero de 2015

Una estrella en el horizonte

Existían millones de estrellas en el cielo, estrellas de todos los colores:
blancas,  plateadas,  verdes,  doradas,  rojas,  azules. Un día, inquietas,
ellas se acercaron a Dios y le propusieron:
-    Señor, nos gustaría vivir en la Tierra, convivir con las personas.
-    Así será hecho, respondió el Señor. Las conservaré a todas ustedes
pequeñitas, tal como se ven de lejos, para que puedan bajar a la Tierra.

Se  cuenta  que  en  aquella noche hubo una fantástica lluvia de estrellas.
Algunas  se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar
y a correr junto con las luciérnagas por los campos, otras se mezclaron con
los  juguetes  de  los  niños.  La Tierra quedó, entonces, maravillosamente
iluminada.  Pero  con  el  correr  del  tiempo,  las  estrellas  decidieron
abandonar  a  los  hombres  y volver al cielo, dejando a la tierra oscura y triste.
-    ¿Por qué volvieron? -preguntó Dios, a medida que ellas iban llegando al cielo.
-    Señor, nos fue imposible permanecer en la Tierra, existe allí mucha
miseria, mucha violencia, hay demasiadas injusticias.
El Señor les contestó:
-  ¡Claro!  Ustedes pertenecen aquí, al Cielo. La tierra es el lugar de  lo
transitorio,  de  aquello  que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere.
Nada  es  perfecto.  El Cielo es el lugar de lo inmutable, de lo eterno, de
la perfección.

Después  de que habían llegado gran cantidad de estrellas, Dios verificó la
cantidad y habló de nuevo:
-    Nos está faltando una estrella, ¿dónde estará?
Un ángel que estaba cerca replicó:
-    Hay una estrella que resolvió quedarse entre los hombres. Ella
descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde
hay límites, donde las cosas no van bien, donde hay dolor.
-    ¿Qué estrella es esa? -volvió a preguntar.
-    Es la Esperanza, Señor, la estrella verde. La única estrella de ese color.

Y  cuando  miraron  para  la  tierra, la estrella no estaba sola: la Tierra
estaba  nuevamente  iluminada porque había una estrella verde en el corazón
de  cada persona. Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no
necesita  retener  es la Esperanza. Dios ya conoce el futuro y la Esperanza
es  propio de la persona humana, propia de aquel que yerra, de aquel que no
es perfecto, de aquel que no sabe como puede conocer el porvenir.


¿Tienes,  en  este  momento,  esta  Estrellita  Verde  en  tu  corazón,  la
Esperanza?  No dejes que ella huya y no permitas que se aparte. Ten certeza
que  ella  iluminará tu camino, sé siempre positivo y agradece todo a Dios.

Se siempre feliz y contagia a otras personas tu felicidad.

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