miércoles, 31 de agosto de 2016

Salm en busca del sentit de la vida

Com si comencés a sortir d’un somni, així em sento, Senyor Jesús.
Començo a assaborir una nova albada, i és com la pau després de la tempesta.
Un arc de Sant Martí s’obre sobre la meva vida en recerca i ara sé que després de la tempesta ve la calma.
Senyor Jesús, Senyor de l’assossegament i de la serenor, acompanya’m en aquest nou camí que estreno.

Jo vull, Senyor, posar
els meus ulls a dins.
Vull obrir els ulls del cor i amb 'nous ulls de veure' mirar la llum i buscar el bé i la bellesa, la veritat i l’amor al meu cor amagat i silenciós.
Vull, Senyor, construir
la meva vida des de la Vida.
Vull aixecar el meu vol des d’una llibertat responsable.
Vull fer veritat en el meu camí des de la Veritat.
Vull, Senyor, viure l’amor i el servei des de l’Amor.
Et necessito, Tu que ets la resposta a la meva recerca.

Senyor Jesús, jo vull un
sentit per a la meva vida.
Vull créixer buscant raons per a la meva existència;
trobar l’ideal, la norma,
el model de ser home.
Vull, Senyor Jesús,
orientar la meva vida, donar-li rumb;
saber la raó del meu origen,
d’on vinc.
Vull que el riu de
la meva vida tingui en tu el seu
pou.
Vull saber la raó del
que faci a la vida;
saber si la meva vida
val la pena viure-la.
Vull que el sentit de
la meva vida siguis tu.
Vull saber vers on camino, saber quin és el destí i la meta de la meva vida.
Vull que tu, Crist Senyor, siguis el final del meu camí.



martes, 30 de agosto de 2016

Guíame, Señor


Guíame, Señor, mi luz,
en las tinieblas que me rodean,
¡guíame hacia delante!
La noche es oscura y estoy lejos de casa:
¡Guíame tú!
¡Dirige Tú mis pasos!
No te pido ver claramente el horizonte lejano:
me basta con avanzar un poco...
No siempre he sido así,
no siempre Te pedí que me guiases Tú.
Me gustaba elegir yo mismo y organizar mi vida...
pero ahora, ¡guíame Tú!
Me gustaban las luces deslumbrantes
y, despreciando todo temor,
el orgullo guiaba mi voluntad:
Señor, no recuerdes los años pasados...
Durante mucho tiempo tu paciencia me ha esperado:
sin duda, Tú me guiarás por desiertos y pantanos,
por montes y torrentes
hasta que la noche dé paso al amanecer
y me sonría al alba el rostro de Dios:
¡tu Rostro, Señor!

Cuando la islamofobia y el machismo se dan la mano


Este verano ha estado marcado en Francia por un agrio debate alrededor del llamado “burkini”, pieza de baño que tapa todo el cuerpo dejando la cara al descubierto y que utilizan algunas mujeres de confesión musulmana. La polémica, reproducida rápidamente en otros países, pone al descubierto la relación entre los discursos islamófobos y machistas. 
Para situar el origen del debate, debemos retrotraernos a mediados de julio, cuando el ayuntamiento de Pennes-Mirabeau, cerca de Marsella, amenazó con prohibir un evento en un centro acuático privado en el que una asociación había programado una jornada reservada a mujeres y niños, precisando que se podía utilizar el “burkini” --pieza habitualmente no autorizada en dicho centro. La declaración del alcalde alegaba que bajo el actual contexto, después de los atentados de Niza y en una iglesia de Normadía, el ambiente no era propicio a tales manifestaciones y que éstas podían derivar en problemas de orden público. 
No iba del todo desencaminado el alcalde, ya que a raíz de su demanda de anulación y la consiguiente mediatización del evento, las responsables de la asociación empezaron a recibir insultos y amenazas. Una de ellas fue destinataria de una carta con una bala. Estos hechos fueron denunciados ante la policía y la justicia por las propias víctimas. Ante todo el revuelo, el centro acuático decidió suspender la jornada antes de que el ayuntamiento cumpliera su aviso de pedir a la prefectura la prohibición del mismo. 
Pocos días más tarde, fue el Ayuntamiento de Cannes el que promulgó un bando municipal prohibiendo el “burkini” en las playas de la ciudad, precisando que el incumplimiento de dicha prescripción sería multado con 38 euros. Pronto, otros ayuntamientos se sumaron a la iniciativa, promulgando bandos similares, y la polémica adquirió una dimensión nacional --internacional al cabo de unos días-- con la implicación de actores políticos, asociativos y mediáticos. 
Los ayuntamientos que han tomado estas decisiones las han justificado con argumentos variados, principalmente por supuestas razones de “seguridad”, pero en muchos casos apelando también a “los derechos de la mujer”. En todos los debates sobre el islam en Europa y, particularmente en Francia, se arguye habitualmente la necesidad de “liberar” a la mujer musulmana, presentada siempre como un sujeto sumiso y víctima de su religión y de su cultura. La República estaría dotada así de una misión “emancipadora”. 
Es así como en el país galo se han justificado las disposiciones que prohíben, por ejemplo, el velo en la escuela o, ahora, el “burkini”. El discurso que subyace bajo estas medidas presenta estas prendas únicamente como símbolos de la opresión, con lo que las mujeres que las llevan no lo harían de forma libre, hecho que justificaría su prohibición. 
Varias voces señalan, sin embargo, que la prohibición de determinadas prendas opera bajo una lógica sexista, ya que el Estado se atribuye la potestad de legislar sobre el cuerpo de la mujer y sobre su vestimenta. Denuncian así que dichas prohibiciones operan desde la misma lógica  que dicen combatir. 
Considerar que todas las mujeres que se cubren lo hacen bajo la imposición de sus maridos o familiares es una concepción fuertemente reductora, fundamentada en una visión postcolonial que siempre ha presentado a la mujer árabe y musulmana de forma estereotipada, como un objeto exótico y sumiso, sin capacidad de decisión propia, lo que justificaría a su vez que “para liberarla” tomemos nosotros --el Estado-- las decisiones por ellas. 
Esta visión --reforzada por el hecho de que, efectivamente, en algunos países musulmanes como Irán y Arabia Saudí, el velo es una imposición legal-- ignora las diferentes realidades ligadas al islam, presentándolo de forma homogénea y monolítica. De esta forma, se pretende explicar la visibilidad religiosa de las mujeres musulmanas europeas a partir de contextos diferentes y distantes. 
Pero esta concepción puede chocar con la realidad y las vivencias de las propias mujeres musulmanas en Europa. En efecto, tal como muestran algunos estudios e investigaciones,muchas de éstas presentan el velo como una elección personal. La mayoría son chicas y mujeres nacidas en territorio europeo y con la nacionalidad francesa. En muchos casos, la decisión de ponerse el velo no ha contado con el apoyo entusiasta de sus progenitores, tenantes de una religiosidad más discreta en un contexto de mayoría no musulmana. 
Por otra parte, juzgar el grado de “emancipación” de estas chicas y mujeres a partir de una prenda de ropa puede resultar, de igual manera, profundamente reductor. Todas ellas han pasado por el sistema educativo obligatorio y muchas de ellas cuentan con estudios superiores y tienen sus propios proyectos autónomos vitales y profesionales.
La islamofobia, entendida como la alterización y el rechazo de las personas a partir de su pertenencia, real o supuesta, a la religión musulmana, bebe justamente de estas visiones estigmatizadas, producto del pasado histórico --cruzadas, colonización-- y de una actualidad construida únicamente a partir de cuestiones conflictivas con el supuesto “mundo musulmán” -guerras y conflictos en Oriente Próximo, terrorismo, migraciones etc.  
El fenómeno de discriminación hacia los musulmanes y las distintas formas de manifestación pública de su religión se cierne especialmente sobre las mujeres. Así, se adoptan disposiciones que tienen como objetivo limitar o prohibir ciertos elementos ligados a las mismas : el velo en determinados espacios públicos, el velo integral o, recientemente, el “burkini”. Curiosamente, la visibilidad de la religión por parte de los hombres musulmanes --barbas, djelabas-- no constituye nunca el objeto de estas políticas encaminadas supuestamente a garantizar “la neutralidad religiosa” del espacio público.
En este sentido, autores y militantes hablan de la existencia de una “islamofobia de género”. A. Hajjat y M. Mohammed, dos académicos franceses, consideran que el fenómeno islamófobo está “influenciado por las relaciones sociales de género”. Añaden asimismo que el objetivo de todas estas disposiciones sería conseguir la “disciplina del cuerpo (y del espíritu) de los (supuestos/as) musulmanes/as”.  
Otro elemento relevante es que la mayoría de estos debates y disposiciones se adoptan por responsables políticos, curiosamente hombres en su mayoría, y partidos que se han caracterizado por oponerse siempre a la extensión de derechos para las mujeres --divorcio, aborto, paridad--. Sin embargo, no dudan en utilizar el argumento de la “igualdad” cuando hablan y adoptan medidas que tienen que ver con el islam. 
De la misma forma, la voz de las mujeres musulmanas es ignorada en estos espacios políticos y mediáticos. Un ejemplo revelador es la llamada comisión Stasi, el grupo de expertos que, bajo el encargo del Presidente de la República (Jacques Chirac en la época), propuso la prohibición del velo en todos los niveles del sistema educativo obligatorio en Francia (años 2003-2004). A pesar de que dicha comisión realizó sus trabajos a partir de testimonios de actores supuestamente implicados en el “problema”, rechazó expresamente escuchar el testimonio de mujeres que llevaban velo, arguyendo que “su palabra no era libre”.
Más allá de las disposiciones legales que pueden limitar la expresión religiosa, el fenómeno islamófobo incluye agresiones verbales y físicas a las personas e instituciones musulmanas (o supuestamente musulmanas). Como toda forma de discriminación, la islamofobia es un fenómeno constituido a partir de distintos niveles --ideológicos, prejuicios y actitudes-- que se refuerzan mutuamente. Es así como las disposiciones legales “de excepción” sobre las personas musulmanas y la circulación masiva de discursos mediáticos negativos sobre las mismas condicionan la actitud que el resto de la sociedad puede desarrollar frente a ellas. 
Tal como recogen la mayoría de instituciones y asociaciones que documentan y combaten la islamofobia, en contextos como el actual, los ataques contra personas e instituciones musulmanas se multiplican. La mayoría de las agresiones a individuos son contra mujeres, hecho que denota un doble componente sexista y corrobora la existencia de una “islamofobia de género”. El Colectivo Contra la Islamofobia en Francia (CCIF) constata, en su último informe, que más del 80% de las violencias y agresiones físicas contra musulmanes durante el año 2015, lo fueron contra mujeres. En mayo de 2016, la Red europea contra el racismo (ENAR, por sus siglas en inglés) presentó un informe a escala europea que mostraba el fuerte impacto de la islamofobia sobre las mujeres.    
Todas estas cuestiones deberían hacernos reflexionar acerca de las consecuencias de las disposiciones que pretenden legislar sobre la vestimenta de las mujeres musulmanas bajo pretexto de liberarlas, ya que refuerzan las opiniones y las actitudes negativas hacia las mismas. Tal como se defiende desde el feminismo interseccional, es preciso incorporar y tener en cuenta todas las otras dimensiones --racismo, homofobia…-- que pueden acrecentar la discriminación y la alterización de las mujeres. Desafortunadamente, el debate sobre el “burkini” y el velo van en dirección contraria.     
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Víctor Albert Blanco es politólogo. Realiza su tesis doctoral sobre “El Islam en el debate público” en la Universidad París 8, en Saint-Denis @victor_ab 

AUTOR

  • Víctor Albert Blanco

Cien expertos critican la situación de la Mezquita de Córdoba

Turistas en el Patio de los Naranjos de la Mezquita de Córdoba. ALEJANDRO RUESGA | VÍDEO: AGENCIAS
Cien especialistas de 36 universidades han firmado un documento en el que muestran su preocupación por el uso y explotación turísticos de la Mezquita de Córdoba por parte de la Iglesia. Los expertos opinan que la jerarquía católica ha "secuestrado su memoria" y ha convertido esta joya del patrimonio histórico español en una "mera herramienta de iniciación para catecúmenos". La Mezquita de Córdoba es patrimonio de la Humanidad desde 1984 y la Iglesia la puso a su nombre en 2006 por unos pocos euros en virtud de una ley franquista, recién reformada, que ha permitido, durante décadas, a los obispos registrar propiedades a su nombre sin demostrar su propiedad.
Los especialistas que firman el manifiesto —historiadores, medievalistas, arabistas— consideran que el argumento de que Fernando III dio una orden en 1236 para que el edificio se usara como iglesia es "endeble jurídicamente", puesto que no supone una "donación regia, sino la cesión de un derecho de uso". Por eso consideran que las Administraciones, que han gastado "más de ocho millones de euros en el mantenimiento de la mezquita", deberían probar que no pertenece a la Iglesia, sino que es de propiedad pública. "Un mínimo de diligencia por parte de la Abogacía del Estado podría desmontar esos argumentos jurídicos".

Cuando se conoció que la Iglesia había puesto a su nombre la mezquita, las plataformas ciudadanas comenzaron su lucha para devolver este monumento a manos públicas, sin éxito por ahora. Pero la alarma cundió cuando la diócesis hizo movimientos que despojaban al templo de su historia como el hecho de dejarlo de llamar mezquita en los folletos que se reparten a millones de turistas para llamarlo solo Catedral de Córdoba. Los defensores de la propiedad pública no han pedido nunca que se deje de usar como catedral católica, sino que se respete su valor histórico, arquitectónico y cultural. Señalan, por ejemplo, "el disparate que supone modificar una de las puertas de acceso para permitir la salida de los pasos de Semana Santa", piden reiteradamente que se traduzcan las inscripciones árabes del edificio y lamentan la construcción de cuartos de baño junto al mihrab de Al-Hakam II (lugar de oración orientado a la Meca) o que no se reparen elementos arquitectónicos en deterioro.
El manifiesto firmado critica también la "desidia" demostrada, dicen, por la Junta de Andalucía y el Gobierno, obligados a conservar y promover "el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad", como señala el artículo 46 de la Constitución.
Carmen Moran para elPais.es

Descubren restos de "vampiros" en Bulgaria

En la ciudad búlgara de Sozopol, en las proximidades del Mar Muerto, un equipo de arqueólogos ha encontrado los restos de dos esqueletos de la Edad Media atravesados por barras de hierro para impedir que se "transformaran de nuevo en vampiros", según ha anunciado el director del Instituto Histórico Nacional, Bojidar Dimitrov. Los dos cuerpos, que tienen una antigüedad de 700 años, ponen en evidencia una práctica que se mantuvo en algunas aldeas búlgaras hasta la primera década del siglo XX. Por la ubicación de la tumba podrían haber pertenecido a la aristocracia.

Según una creencia pagana, el corazón de los muertos de sujetos que podían ser "peligrosos" debía ser atravesado con una estaca de madera o de hierro. De esa forma quedaban clavados al féretro, impidiéndoles "salir a medianoche". 

Hasta la fecha, unos cien esqueletos de ese tipo han sido encontrados en Bulgaria, todos ellas de hombres. Esta práctica también existió en otros países balcánicos, sobre todo en Serbia. 

Elena Sanz para Muy Interesante.es

sábado, 27 de agosto de 2016

El meu equipatge

El meu equipatge serà lleuger,
per poder avançar ràpid.
Hauré de deixar enrere la càrrega inútil:
els dubtes que paralitzen
i no em deixen moure.
Les pors que m’impedeixen
saltar al buit amb tu.
Les coses que m’encadenen i m’asseguren.
Hauré de deixar enrere
el mirall de mi mateix,
el “jo” com a úniques ulleres,
la meva paraula sorollosa.

I portaré
tot allò que no pesa:
Molts noms amb la seva història,
mil rostres en el record,
la vida en l’horitzó,
projectes per al camí.
Valor si tu me’l dónes,
amor que cura i no exigeix.
Tu com a guia i mestre,
i una pregària que et faci present:

“A tu, Senyor, aixeco la meva ànima, en tu confio,
no em deixis. Ensenya’m el teu camí,
mira el meu esforç. Perdona les meves faltes.
Il·lumina la meva vida, perquè espero en tu".