Había en un lugar un labrador muy avaro. Como los pájaros
le comían algunos frutos de sus cosechas decidió poner, con unos palos, unas
ropas viejas y una calabaza, un espantapájaros para que les asustara.
Se acercó un gorrión, lo miró, voló despacio alrededor de
él y como pensó que no era malo le dijo con voz lastimera: “déjame coger trigos
para mis hijitos”.
-No puedo, contestó el espantapájaros.
Pero le dolía tanto ver al pobre gorrión pedir comida
para sus hijos, que le dijo:
-Puedes coger mis dientes, que son granos de trigo.
El gorrión los cogió y de alegría le dio un beso en su
cabeza de calabaza. El espantapájaros quedó sin boca pero muy contento.
Una mañana un conejo entró en el huerto. Cuando se
dirigía a las zanahorias, el muñeco lo vio y quiso darle miedo, pero el conejo
le miró y le dijo:
-Quiero una zanahoria, tengo hambre.
Tanta Pena le dolía ver al conejito hambriento que le
ofreció su nariz de zanahoria. Cuando el conejito se fue quiso cantar de
alegría, pero se dio cuenta que no tenía boca, ni nariz para oler los perfumes,
pero estaba contento.
Más
tarde apareció el gallo al que le dio sus ojos que eran de maíz. Después un
pobre que no tenía ni vestido para cubrirse, y le dio su vestido viejo. A sus
pies, al caer la tarde un niño se sentó y se echo a llorar. El espantapájaros
le oyó y le preguntó que le pasaba. El niño le dijo que su madre estaba enferma
y no tenía que llevarle de comer. El muñeco le dijo:
-Coge
mi cabeza que es una gran calabaza y
prepárale algo a tu madre.
Cuando el labrador fue al huerto y vio su espantapájaros
en aquel estado, se enfadó muchísimo y le prendió fuego. Mientras tanto el
espantapájaros se había convertido en cenizas y el humo llegaba hasta el sol
trasformándose en el más brillante de sus rayos.
APROFUNDEIXO
L’espantaocells
sabia estimar, entengué el que significava, entregar-se i per això es convertí
en raig del brillant sol.
Jesús digué: “Qualsevol cosa que feu a un d’aquests m’ho feu a mi”
Per a un cristià el
seu repte és estimar, entregar-se, donar-se…compartir.
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