martes, 4 de abril de 2017

Arqueólogos descubren en México huellas de la primera democracia en América

“El candidato a cargos políticos estaba parado en una plaza, desnudo, apoyándose contra los golpes y patadas. La multitud rugió, palpitando a su alrededor como un latido. Las personas por las que había arriesgado su vida en la guerra lanzaron golpes e insultos de todas las direcciones. El candidato respiró profundamente. Entrenado como guerrero, sabía que tenía que mantener la calma para alcanzar la siguiente fase de su candidatura”.

Lo anterior es parte de una prueba documentada por un sacerdote español en el año 1500, fue simplemente el comienzo del largo proceso de unirse al gobierno de la ciudad mesoamericana de Tlaxcallan, construida alrededor de 1250 d. C. en las colinas que rodean la ciudad de Tlaxcala, México.
Después de que este juicio terminara, el candidato entraría en el templo en el borde de la plaza y permanecería por hasta 2 años, mientras que los sacerdotes le enseñaran el código moral y legal de Tlaxcallan. El sujeto se moriría de hambre, golpeado con látigos cuando se quedó dormido, y se obligó a cortarse en los rituales de sangría, pero cuando saliera del templo, sería más que un guerrero: Sería miembro del senado de Tlaxcallan, uno de los cien o más hombres que tomaron las decisiones militares y económicas más importantes de la ciudad.
Huellas de la primera democracia en México
Foto: Vía sciencemag.org
Esto es parte de un artículo publicado por la revista científica Science que podría indicarnos que los orígenes de la democracia no fueran un fenómeno exclusivamente europeo, sino del otro lado del Atlántico, mucho antes de la conquista española, una ciudad mexicana se organizara de un modo colectivo.
Un grupo de científicos ha encontrado en Tlaxcala los restos arqueológicos de una sociedad que no se regía por líderes absolutistas, que heredaban el poder desde la cuna.
Según el artículo, en este lugar, quienes querían ser gobernantes debían pasar un duro rito de iniciación que ameritara el cargo que iban a desempeñar. Los habitantes, que financiaban la comunidad con sus impuestos, tenían la capacidad de exigirle cuentas.
En la tlaxcalteca se centraban, como Tenochtitlán, en un núcleo monumental de pirámides y plazas, sin embargo, las plazas se dispersaron por todos los barrios, sin centro claro o jerarquía. Esto no se parece en nada a la mayoría de ciudades mesoamericanas que se habían encontrado antes.
Huellas de la primera democracia en México
Foto: Vía elpais.com
El arqueólogo a cargo del proyecto, Lane Fargher, cree que el senado de la localidad se encontraba en un edificio que él descubrió a las afueras. Allí alrededor de 100 personas tomaban decisiones clave en las esferas militar y económica.
Fargher, que trabaja en el instituto de investigación Cinvestav en Mérida, ha excavado en la zona desde 2007 descubriendo a través del estudio del urbanismo un tipo de sociedad que muchos arqueólogos jamás creyeron que se iba a encontrar en América: una república.
Los científicos reconocen que esta sociedad no se trataba de una democracia plena, pero sí aseguran que se regía por un poder compartido o colectivo, donde la economía se apoyaba en los impuestos internos y cualquiera podría convertirse en líder.
Tlaxcala no es el único lugar de México donde se ha encontrado un modelo de sociedad alejado al de un gobierno opresor. Científicos han destacado el caso de los restos arqueológicos de Monte Albán, capital de los zapotecas en Oaxaca donde no se encontraron representaciones ostentosas de gobernantes, tan comunes en el arte olmeca y en el maya clásico.
Huellas de la primera democracia en México
Foto: Vía mr.travelbymexico.com

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