miércoles, 7 de junio de 2017

Ramadán: qué se come cuando se rompe el ayuno

Llegó el Ramadán y musulmanes de todo el mundo empiezan la celebración del día en que –creen– el Profeta Mahoma tuvo la primera revelación del Corán, su texto sagrado. El Ramadán se caracteriza por un ayuno riguroso (de día), pero también por un amplio despliegue gastronómico (de noche). 
Cuando el sol se va y el cielo empieza a oscurecer, las mesas de las familias musulmanas se llenan a rebosar de comida casera, que la tarde antes –o días e incluso semanas antes– han preparado las mujeres de la casa. Explota la riqueza de la gastronomía árabe. 
La primera comida: los dátiles
Dátiles acompañando el té
Dátiles acompañando el té (jackof / jackof - iStockphoto)
El Ramadán se adelanta cada año doce días en el calendario. Así, la mayor celebración del islam va saltando de estación en estación. Este año cayó en primavera: se empieza a comer a las 9.20 de la noche y se termina sobre las 4.30 de la madrugada. 
La primera ingesta es siempre algo liviano y dulce, a modo de desayuno. “Los dátiles en esta primera comida son imprescindibles, y se pueden acompañar de agua o de leche”, explica Fátima, musulmana nacida en Tánger (Marruecos), y viviendo diez años en España. 
En Ramadán se empieza a comer a las 9.20 de la noche y se termina sobre las 4.30 de la madrugada
Explica –sentada en el restaurante donde trabaja como cocinera– que ellasiempre practicó el Ramadán, desde pequeña. Se recuerda a ella misma, niña y feliz, ayudando a su madre en la cocina durante estos días. Explica las recetas al detalle. 
Y se justifica: “toda mujer marroquina sabe esto, porque lo ha visto desde que nació en su casa”. A parte de los dátiles, ella también se prepara un batido de frutas con aguacate, o un zumo de naranja natural con zanahoria.
La comida principal: la sopa ‘Harira’
Sopa Harira
Sopa Harira (PicturePartners / Getty)
Unas horas más tarde se sirve la comida principal. “La sopa Harira es el plato más importante, sin él no hay Ramadán”, sentencia Fátima. Este plato de cuchara, muy famoso en la gastronomía árabe, se caracteriza por su sabor potente y su consistencia densa. 
Contiene carnes, verduras, garbanzos y muchas especies. Para que quede más cremosa, se suelen triturar las verduras y se añade harina o sémola de cebada. La sopa se acompaña de panes, de distintos sabores y texturas. Uno de los más famosos es el Mlawi: una masa de hojaldre (redonda o cuadrada) hecha con sémola fina y harina de trigo. 
La sopa ‘Harira’ contiene carnes, verduras, garbanzos y muchas especies 
O la torta Harcha, muy típica del norte de Marruecos, elaborada a base de sémola de maíz. Los otros platos dependen del gusto de cada familia. “En mi casa que nunca faltan las empanadillas de carne y de verdura al horno, y los huevos hervidos con comino”, explica Fátima. 
Dulces y bebidas 
Lo llaman Baghrir (o crêpe árabe o “crêpe mil trous”), y es un postre muy común en el menú de Ramadán de Marruecos. Se prepara de la misma forma que el Mlawi pero añadiendo levadura, de forma que la masa queda esponjosa y agujereada. Se debe consumir al momento, y se suele acompañar con mantequilla y miel. 
Briwat
Briwat (.)
Tampoco falta en ninguna casa el Briwat de almendras: unos triángulos de masa hojaldrada rellena de almendra frita y condimentada con agua de azahar, canela, azúcar y mantequilla. 
Además de la comida, siempre hay al lado de la mesa algo de beber: agua, zumos, café o té. Este último se prepara al estilo marroquí: té verde hervido con azúcar, al que se le añaden, después, unas hojas de hierbabuena. 
El ‘Baghrir’ es un postre muy común en el menú de Ramadán de Marruecos
La última comida: al vapor o hervido
La última ingesta es suave y es la que precede al rezo que cierra la noche. La opción más tradicional en Marruecos es un plato de carne acompañado con verduras al vapor o hervidas. Aunque todo depende de cada familia, sus gustos y sus circunstancias: la región en la que viven, su capacidad económica, etc. 
Tajín
Tajín (monticelllo / Getty)
Desde que está en España, Fátima celebra el Ramadán sola y adaptado a su trabajo. Es de noche, y empieza su jornada en el restaurante. Consigo lleva sus dátiles, un batido, Mlawi recién hecho, que va comiendo a trocitos, cuando puede. 
Este es, también, el Ramadán de muchos: los migrantes, tratando de adaptar su tradición a la vida en otro sitio. En unas horas se irá la noche, esclarecerá el cielo. Se dejará de comer. Es entonces cuando llega el momento de lavarse la cara y los dientes y rezar. Es entonces cuando se ve el sol y empieza el ayuno otra vez. 
El Ramadán se adelanta cada año doce días en el calendario, y este año cayó en primavera”

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