martes, 21 de noviembre de 2017

Al-Andalus o los ocho siglos de historia mutilada de España

Una arcada de Medina Azahara en un fotograma de 'Las llaves de la memoria'.
Una arcada de Medina Azahara en un fotograma de 'Las llaves de la memoria'. 
El profesor Antonio Manuel pregunta en un instituto de Córdoba: “Durante la Edad Media, desde la caída del Imperio Romano al mal denominado descubrimiento de América ¿Cuántos estamentos sociales había? ¿Cuáles eran?”. Los alumnos responden rápido: “El clero, la nobleza y el pueblo llano”. A lo que él matiza: “Esa era la Edad Media en París, en Berlín o en Asturias, pero no de Córdoba, ni de Andalucía, ni la vuestra. Porque en Córdoba, además de nobles, había emires, califas, cadires; y porque además de clero, había rabinos, imanes; y porque además de pueblo llano, había filósofos, políticos, intelectuales, médicos, científicos. ¿Y lo habéis estudiado?". Un no suena al unísono en la clase. Esta es una secuencia del documental Las llaves de la memoria, de Jesús Armesto, que revela la ausencia de educación, formación e investigación sobre los más de siete siglos de historia de al-Andalus en España.
El Parlamento de Andalucía ha aprobado estos días por unanimidad la candidatura de Medina Azahara a patrimonio mundial de la Unesco. Un conjunto monumental de 112 hectáreas levantado como ciudad califal por Abderramán III en el siglo X solo excavado al 10% en una iniciativa que permitirá dar visibilidad al desconocido período histórico español y europeo. “Medina Azahara es como la metáfora de al-Andalus, apenas hay al descubierto una décima parte de lo que podría saberse. Andalucía y por ende España se ha estudiado con la intención de hacer un relato único y reduccionista desde el nacionalcatolicismo, con la eliminación del influjo morisco, sefardí o sufí. Se ha enseñado desde una sola religión, lengua y poder”, cuestiona Armesto, nacido en la patrimonial localidad sevillana de Écija y residente en Cataluña, donde cada siglo es escudriñado para encontrar las identidades, discursos o argumentos que avalen decisiones culturales o políticas.
Estas ausencias en ocho siglos de historia que abarca Andalucía hasta el norte de la península ibérica es la conclusión unánime a la que llega la decena de participantes en el documental, entre ellos el ex director general de la Unesco Federico Mayor Zaragoza, Sami Naïr, Emilio González Ferrín o Boaventura de Sousa Santos, quien asegura que, en escuelas internacionales, la historia de Andalucía se estudia con total claridad como de una región colonizada. “Es un proceso donde una cultura y una fuerza política que tiene una cierta supremacía intenta dominar otros pueblos y descaracterizarlos, obligarlos a disfrazarse en sus identidades, cambiar de nombres, mantener las puertas abiertas para que la Inquisición pueda mirar todo lo que pasa en la casa. O sea, asistimos realmente a un proceso de colonización”, declara el catedrático en la película, que desde este octubre está disponible en Filmin.
Antonio Manuel ejemplifica con innumerables casos lo que considera una “mutilación” del pasado y la necesidad de reconstruir la memoria con un rastro de huellas “apabullante”. “En Madrid (Mayrit), tienen a la Almudena (Al Mudayna), y a su patrón San Isidro (Al Issidri); en el norte de Huesca está Almudévar; o uno de los apellidos más comunes de Galicia es Mouro, Moura o Mouriño, que está diciendo moro”, asegura el también escritor, quien apunta que Felipe V se considera español siendo francés y en cambio se niega la españolidad a Abderraman III “que es hispano de los pies a la cabeza”. Se cuestionan así las certezas académicas a las que añade una represión religiosa, política, social y cultural desde un “norte de reinos sin ciudades hacia un sur de ciudades sin reinos”. “Traen a extranjeros, belgas, franceses o alemanes y se les entregan las tierras para que las ocupen condenando a los que estaban ya aquí a ser nadie”, concluye.
La fundación pública andaluza Legado Andalusí lleva más de 20 años promoviendo el ámbito cultural y turístico del periodo histórico. “Queremos que se visualice por nuestras raíces, por nuestros valores, por ser fruto del mestizaje de España y Andalucía”, señala Marina Martín, presidenta de la entidad, que considera que hay estos años más interés en por rescatar la historia que hace dos décadas. “Antes no se le daba el valor que hoy tiene. Ahora está de moda y el turismo cultural lo quiere conocer y con ello se fomenta también la investigación y la divulgación, que es fundamental”, señala la presidenta de entidad, que promueve publicaciones, exposiciones y una ruta que recorre más de 280 localidades andaluzas y cuenta con la certificación de Itinerario Cultural Europeo del Consejo de Europa.
Armesto comenzó a replantearse su pasado como andaluz al ver, precisamente, en Barcelona, una estatua de Averroes; un filósofo andalusí nacido en Córdoba reflejado en la obra La escuela de Atenas, de Rafael. Se preguntó cómo era posible que apenas tuviera referencias de al-Andalus. “Seguro que hubo conflictos, pero no los suficientes para que no hubiera una convivencia. Había la empatía en lo que se ve, sin idealizar, como una sociedad ejemplar, de esplendor, iluminación y contemplación. Se puede traer ahora este paradigma para que sirva de inspiración”, resalta el director. 

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